¿Te gustan las pizzas? Los viernes en El Enebral todos nos ponemos de acuerdo para la cena. Y cuando veas nuestro horno de leña entenderás por qué este menú tiene tantos adeptos, grandes y pequeños.
Las brasas le dan a la masa una textura mucho más crujiente y el resultado es tan sabroso que no se parece a las pizzas que has probado antes. Pero la clave está en los ingredientes…
Cenando pizza en El Enebral
Las masas que prepara Loli son una obra de arte, y es que, en sus manos, la harina y los huevos consiguen combinaciones de chuparse los dedos, como te demostrará ya desde por la mañana con su bizcocho casero.
Además, la mayoría de ingredientes proceden de la propia granja, como los huevos de corral, el queso de cabra y oveja o los tomates y la albahaca del huerto.
Te puedes imaginar que es complicado plantarse al terminar la primera, es imposible parar, y, por eso, en los viernes de pizza de El Enebral hay barra libre. No te conformes: puedes comer todas las que te apetezcan, hasta que no puedas más. ¿Cuáles quieres probar?
- Bacon y queso.
- Bacon, queso, jamón dulce y champiñones.
- Bacon, queso y aceitunas.
- Pizza de verduras del huerto pochadas a fuego lento y con queso.
El sabor de los ingredientes de calidad y la masa tan finita en el horno de leña hace que se conviertan en manjares. Estamos seguros de que pocas veces habrás probado una pizza así.
Las cenas en El Enebral
El comedor de El Enebral es una de las zonas comunes, y está diseñada para convertirse en un espacio acogedor y de encuentro. El buen ambiente se nota nada más entrar, con la agradable elección de música y la temperatura idónea para desprenderse del frío de la sierra.
Antes de la cena, que suele ser a las ocho, te convocamos para tomar un aperitivo. Como todo aquí en la granja, apostamos por lo natural y no te serviremos nada que tenga que ver con productos industriales:
- Olivas Gordal.
- Patatas fritas artesanas en su punto de sal y elaboradas con aceite de calidad.
- Limonada casera para los niños.
- Vino tinto, cerveza o tinto de verano para los padres.
Aunque será imposible que te contengas, ya sabemos que las patatas están riquísimas y que causan una muy buena impresión, hay que dejar un huequito para las pizzas. Disfruta de las vistas antes de que caiga la tarde, vive el momento y quédate con el recuerdo de las montañas rodeándote. Hay tiempo para una foto, ahora que los niños están un poco más quietos después de jugar todo el día y entrar y salir del corral sin parar.
Con esa misma calma es momento de degustar la cena. En el comedor se está muy calentito, la decoración es armoniosa y, a pesar de que suele haber muchos niños, todo es muy tranquilo, como la vida aquí en El Enebral.
A los más pequeños les gusta ver cómo se cuecen las pizzas en el horno de leña y seguramente tú te quedarás más impresionado por la potencia de los sabores, en especial el del queso recién cortado o el del tomate de nuestra huerta. Son pequeños detalles que crean grandes momentos para recordar cuando ya estés de vuelta en la ciudad y tus hijos te pregunten cuándo volvéis.
Y, después de la cena en El Enebral, cada familia descansa, con un sueño de calidad sin ruidos, sin prisa y rodeados de naturaleza, pensando en los planes para el día siguiente y en las aventuras que os quedan por vivir en este entorno único.